Mis heridas ya no sangran
están secas,
aún así, todavía están abiertas.
Puedo sentir mi corazón
latir intensamente
-debajo del colchón-
se mueven los recuerdos,
luchan con uñas y dientes
llamando mi atención.
Van cayendo
al fondo de un pozo,
sin futuro,
viscerales,
se niegan a alejarse de todo
y por eso mantienen
las heridas abiertas,
como un aviso
-mudo-
de que siempre estarán.
Me he quedado, en la imagen de las heridas. De tu letra, que a manera de un sastre iluminado, afronta los tejidos, y poco a poco, no muy lejano, se ve a la piel lozana, sonrosada
¡Qué bonito leerte Alda!
¡En cada uno de tus versos ha sangrado la inspiración y el sentimiento de que el dolor se aferra a no marcharse para estar siempre ahí con sus heridas abiertas!
¡Sentimental y bello tu poema, querida Alda!
Abrazos cariñosos