El limbo, esa parte de la hoja que amplia se hace lámina, que ya disponiéndose a hacer máquina con un caracol ve también en el naranjo la flor.
Y yo, que ya tan despierta veo y veo en el cielo un rayo desatado a mis ojos de sol. Y no doy un paso atrás, pues no quiero retroceder, usted ya lo sabe… discúlpeme, pero mi corazón sólo quiere continuar o avanzar, pues él ni se conforma, ni se resigna, él ama los paseos siempre junto a usted. Y para ser honesta, si algo en mi es escapista, ello es mi corazón, que de un modo otro necesita de la huida tanto como el alimento y la oxigenación.
Pero eso sí, se lo pido por favor, si le falta el aire, no se prive… respíreme si es necesario, absorba mi néctar planetario contenido en una célula, tome mi ser… embriáguese de él sienta mi aroma y déjelo que se convide y comparta con el suyo, ya verá usted…
le traerá: piel, paz, saciedad, serenidad y un alegre querer… ¿pues cuándo no fue así? Por favor sea usted honesto también…
Pues algo me inclina a creer que contigo puedo hacer.
Y esto siempre es, hacer encendido, agenciamiento, engranaje y poner en marcha el motor y lo que hay que hacer.
Con sus revueltas, sus sobre giros y redundancias, y así tirar de la cuerda, jalonar de las correas o de las palabras como si se tratase de un alambre tensor y así darle fuerza y torque a nuestro querer y corazón
¡Sí, has comprendido bien!, en un punto, dejo que algo explote, se exceda de su borde suceda lo que suceda, y es porque necesito lo mismo que quiero dar ese duro golpe, o empujón que nos haga explotar en el encendido del motor, dos objetos parciales, ensamblándose para hacer mundo. La boca de un bebé, su boca succionadora y su objeto de placer. Porque ya lo sabemos, la vida lo mismo que la máquina, la hoja, mis yoes o ese precioso caracol, ¡requerimos tensión! (que no es otra que la erótica y sus funciones) para que la chispa del motor explote y comience toda emoción, esto es, todo viaje y movimiento qué acarree tracción.
Pues ya la vida nos tracciona en su efectuación, y entonces, yo le hago cosas a usted y usted me las hace a mí.
Yo lo amo, yo le prometo, yo le juro que no quiero ni he querido nunca hacerle daño. Y es que mis ojos se encienden, qué digo… todo mi cuerpo se enciende al verle si me mira y ni le digo si sonríe… porque entonces de tan contenta que estoy mi cuerpo muere al instante como fulminado por una rosa. ¿Y cómo reponerme a usted?
Sólo quiero hacerlo feliz y que hagamos bodas de un modo silencioso y algo circunspecto, si esto le parece bien… desde luego.
¿Pues cuándo uno no mira a su alrededor? Aprendamos de la hoja y el caracol. El caracol come parte de la hoja y la planta a la qué pertenece no muere, pues ella pone toda su naturaleza en ella… De algún modo se deja hacer por el caracol y el caracol solo come una parte de ella y a la vez va dejando huella. Bueno, así de dispuesta me encuentro yo en este singular amor. Dispuesta a que algo me devore con tal de que mi vida tome tracción y movimiento.
Porque si hay poleas, sentido y mucho amor como no poner en uso nuestros motores…
Una nube como hecha de algodón nos aguarda con sus acolchados muslos para que corriendo nos lancemos por puro placer, suceda lo que suceda. Como le sucede a la hoja y al caracol. ¿Es que no comprendes? No te preocupes, no hay mucho que comprender… sólo que hoja y caracol comparten el uno con el otro un sólo signo y este es el de una mutua ternura y amor.
¿Pues cuando el sol no salió?
Qué dices… no te oigo.
Repite sin remordimiento, pues ya hemos estado demasiado lejos de ti y no hemos dejado de amarte.
¡Qué! ¿cómo haremos?
En principio deja que tu corazón se desate de una vez y ande… mi prescripción es que como todo corazón necesita aire, calma, y saber que se le ama, esto es, amor y no a la ligera… pues tú no eres cualquiera ¿y cómo habrías de conformarte con cualquier amor?
Pues ya lo vez, un corazón que no camina es una corazón que está mostrando irremediablemente sus primeros fallos. Y tú, ¡cómo nadie! quieres gozar de una Gran salud…
Entonces, sujétate fuerte, porque la chispa del motor lo mismo que una burbuja va a hacer explosión, pues algo debe estallar para que se produzca el encuentro, el choque feroz, un sonido que me impacte, o un ligero, simple y musical: ¡pop!
Y todo movimiento circular, redundante y jalonado por tensores nos harán dar vueltas y vueltas como el más increíble motor hasta que ya locos, ¿qué digo? Loquísimos de mundo, de dar vueltas y revoluciones, caigamos: una, y otra, y otra vez, a este amor que no es otra cosa que un amor Fati, un autentico Amor Fou, un amor hecho a nuestra medida y destino. En qué una, y otra, y otra vez, amemos en serie y en secuencia loca.
¡Sí! ya lo sé Ya lo he dicho muchas veces antes y me repito…
En secuencia de ¡Amour fou! (pero que sería de nuestra vida sin estribillo y sin canción)
Y no por ello dejamos de amar la variación, y justo por eso, pasamos del caracol a la rosa, de la rosa al clavel y del clavel a una luciérnaga o mariposa para así mudarnos a lo que promete sentir y un poco ser, otra cosa. Y no te olvides de esto: yo juro hacer fuerza, poner disposición y voluntad para que nuestro motor no sólo se encienda y funcione haciendo variaciones, sino y más importante aún, que arrastre e imprima nuestras emociones y demás cosas… esto es tener una vida, un , un propósito a nuestra medida, y desde ya, claro está: un motor.