Siempre al acecho sobre el hombro izquierdo
la muerte a todos hoy nos acompaña,
dándonos sin descanso tanta caña
que inútil se verá cualquier acuerdo.
Y vago me resulta su recuerdo,
cuando a punto de darme una castaña
mi esqueleto también se las apaña,
para no hacer si puede nunca el lerdo.
Este lema aprendí de los chamanes
por su particular filosofía:
a la muerte tener de consejera,
pues mientras se controle a los titanes
con elegancia y mucha fantasía
andar seguros vamos a su vera.