Si no regresas nunca
qué quedará mañana
con mi alma vagando
entre las viejas zarzas
dejando en cada espina
un canto de esperanza.
Quién cuidará mis perros
quien regará mis plantas
quién limpiara de polvo
los cuadros de mi estancia
y esas fotografías
pardas, desdibujadas,
se dormirán sin nadie
que venga a contemplarlas.
Aquellos viejos libros
cubiertos por el polvo
como si fuera escarcha
liberarán sus letras
que volarán sin gracia,
posándose cual plumas
encima de mi almohada.
Y esa leve salmodia
que flotará en el tiempo
trayendo tus palabras
colgará de mis ojos
como una telaraña
impidiendo que vea
las flores de tu casa
Mis secas acuarelas
llorarán en su caja
soñando los pinceles
que irán a despertarlas,
y todos mis papeles
desearán con ansia
les besen las aguadas
dibujando tu cara.
La nostalgia romperá,
cruel, la vieja puerta
descompuesta y rajada,
y andará por el suelo,
sutil y agazapada:
como una salamandra
que deja en la tarima
las marcas de sus patas:
Un rosario de culpas,
los restos de un reproche,
el lacerante estigma
por no saber amarte,
el gusto metálico
que permanece anclado
desde aquella noche,
en mí estéril garganta…
Aquel daguerrotipo
que flotaba sin pausa
en mi mente perdida
buscando una antesala
dónde instalar su sombra
protestará con rabia
por el tiempo gastado
en amores prohibidos
y discusiones vanas.
Si no regresas hoy
tu ausencia quemará
mi tronco con sus ramas
provocando en mi pecho
una profunda nausea,
sellando mis sentidos,
taponando mis ansias,
callando mis quejidos,
borrando mis palabras…,
L.M.C. marzo 2025