Que sean las bendiciones
bien recibidas a diario,
cuando decir lo contrario
malograría sus dones.
Y ojalá las intenciones
lo sean de corazón
si es que compartidas son
hoy sin interés alguno,
y que lo crea oportuno
el individuo en cuestión.
Porque si el ego ocultamos
dejando que el amor flote,
seguro que de rebote
a ser humanos volvamos.
Que si el velo nos quitamos
dando pie a nuestra ternura
los agravios tienen cura
si la voluntad existe,
que si el afecto persiste
la gloria nos asegura.
Sólo hay que ser consecuentes
admitiendo algunos fallos,
que en el alma cuecen callos
si no somos resistentes.
Pues murmurando entre dientes
nos quedamos a menudo
por lo cual yo me sacudo
si no digo lo que pienso,
si quedar me quedo tenso
y ante la evidencia mudo.