Si el amor gobernara este planeta
la humanidad sería diferente
compartiendo bondad entre la gente
sin tener que ponerse la careta.
Pero tratando de fijar la meta
cuesta trabajo ser también prudente,
sin hacer mil añicos el ambiente
usando igual modelo de receta.
Quizás dependa del saber usar
una postura fiel y razonable
que sin fin a los pueblos satisfaga,
que nunca nadie necesite obviar
su mínima ración de agua potable
profundizando al fin su propia llaga.