Si de infeliz me quejo

Si de infeliz me quejo
a costa de venderte mi inocencia,
bastante poco siento la conciencia
con la cual sin descanso hoy día me protejo.

Porque mucho me cuesta negar cualquier consejo
sin antes constatar su clara esencia,
o también calibrar su conveniencia
a través del espejo.

Hace tiempo que callo lo que escucho
aunque me explote todo dentro de la barriga
comprobando mis frágiles agallas,

pues nunca me arrepiento de cuanto en vida lucho
si la necesidad tal vez obliga
a derribar abajo esas toscas murallas.

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