Sevilla sueña azahares
en las orillas del río.
(Arrullo de verde y agua)
Luego se queda dormida
bajo el puente de Triana.
Los juncos
velan sus sueños
de sombras y de azabache.
Por el callejón del Agua
se estremecen
los balcones de geranios.
La Giralda, flecha y blanco
entre naranjas de plata.
Callado claustro
donde rezan las Teresas.
Sosiego y algarabía.
¡Sevilla para morir…!
Soledad de callejuela.
Tiritan blancos jazmines.
Luna clara de lunares
por los Reales Alcázares.
Reja y cal.
(Una persiana entreabierta)
Suenan risas.
Plazuela de Doña Elvira,
un cante de vino agrio.
Guitarras…
Las bulerías se hacen viento
por la plaza de la Alfalfa.
El aire corta el silencio.
Sombra y sol entretejidos
en sus venas de agua clara.
Su corazón…
soleá de ritmo lento.
Sus ojos…
escondidos laberintos.
En sus torres
clama un llanto de campana.
¡Sevilla para morir…!
Duelo y canto.
Flecha que hiere.
Miel o acíbar.
Saeta.
Arrastrar de pasos.
¿Vida y muerte?
Pregón y copla.
De pena muere un clavel
y por la calle Pureza
llueven pétalos de rosas.
Cancela abierta.
Sevilla de par en par.
Con la cruz en primavera
y los naranjos amargos…
¡Sevilla toda es un patio!
Cielo hondo de verano
lleno de Guadalquivir
en sus noches estrelladas.
¡Sevilla… para morir!
("Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla,
y un huerto claro donde madura el limonero...")
Antonio Machado
Mi foto: Plazuela de Doña Elvira, Sevilla