Hay quienes pretenden
sepultarnos la historia
arrancando páginas
a los hechos,
anestesiando memorias
con pespuntes en los labios
nos someten al silencio.
Cuanta sangre mal vertida
camino del camposanto.
Entre muros afligidos
por el estruendo y el llanto,
sin entender de colores
el negro marcaba el paso.
¿Por qué han de cubrirme el rostro
cuando el horror ya ha cesado?
Quiero mirarlo de frente
con los ojos despejados,
que nadie me oculte el rastro
que ha dejado,
evitaré que algún día
me sorprenda descuidado.
Muy interesante la lectura que me presentas Domingo. Me enerva muchísimo cuando tratan de ocultarme aquello que acontece o ha acontecido.
Detesto que pretendan taparme la boca.
Un fuerte abrazo Domingo.
Así es Ana, no pueden borrarnos aquello que ha acontecido. Ya decidiremos nosotros al respecto.
Y si somos inteligentes, aprenderemos de lo bueno y de lo malo de cuanto nos depara y ha deparado la historia.
Un saludo
Muchas gracias María.
No hay más ciego que el que no quiere ver, o pretende ocultar.
Como bién dices no aceptaremos a quienes de una manera u otra pretenden taparnos la boca y la mente.
Un fuerte abrazo.
Muchísimas gracias Alejandro por tu apreciado comentario.
La realidad de la historia es lo que acontece y el número de fallecidos. Otra cosa vien distinta es como nos lo vendan.
Debemos conocerla, valorarla, reflexionarla, y aprender de lo bueno y malo que ésta nos ha dejado, y está dejando en el camino.
Y cada uno, desde nuestra pequeña parcelita, intentar mejorarla.
Un fuerte abrazo amigo poeta.