Sentido horizontal XII (final)

Paso veloz por el valle tras
un lustro de ausencia;
allí, me encuentro con todo aquello,
que siempre me ha esperado.

Hay una anciana, sentada junto a su puerta,
contemplando el ocaso, tras los tejados;
los naranjos, rodeando la plaza, son
los primeros en señalarme su naciente fragancia;
el guardia municipal ha cambiado…
oí, al pasar sobres las tabernas, que el tío Tomás
se fue con los fríos del invierno…

Serpenteo por las calles,
sin ser visto, por los escasos transeúntes.
Subo la cuesta de los cipreses
y les dejo el perfume del lejano mar.

Por fin, diviso mi casa:
Altiva, serena…, ¡como yo!
En ella he vivido el calor del hogar, y
Junto a un álamo; en sus ramas adyacentes
esbocé mis primeros aleteos y sentí en él
la nostalgia apasionada de todo viajero,
que va por esos mundos de dios.

Ahora vuelvo a la casa,
lejana está en mi niñez, al reencuentro
de mis hermanos.

Les contaré mil y una historias de viajes;
hablaré de las noches serenas del trópico;
de los amaneceres, allá, sobre las cumbres alpinas…

les diré que también tuve miedo;
que no siempre fui todo lo feliz que quisiese y
que un día me enamoré.

Mi vuelo es ahora más seguro, más
raudo y cercano al cielo; pero también más viejo:

<< Busco el consuelo de mi hermano el álamo
y la paz de mi horizonte finito>> .

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Precioso. Un gusto leerte. Saludos cordiales.