Sentido horizontal III

Esta tarde esperaba a que aparecieras;
el horóscopo me hizo albergar las esperanzas
de que hoy, mi vida , cambiaría gracias a ti.

He andado por la calle, tomado café,
mirado a todas partes con la esperanza de verte llegar,
aún, sin saber quien eres ni conocer tu rostro.

Era tan hermoso esperarte… ser anónimo…

Tras los cristales de mi balcón
llueve y sopla el viento en una noche prematura
con silbatos de tren y ruidos de ascensor.

La radio, el té y el periódico sobre la mesa…

Todo sigue igual. No te he visto.
Una vez más, no has venido al encuentro,
a la cita convenida.

Tal vez, seas feliz a estas horas, en
cualquier parte, donde quieras que estés.

Más yo sigo sin conocerte, imaginándote
junto a mí, tomando el desayuno; y pregunto
si llegará el tiempo de evitarlo todo.

Hoy, el día, nació con la lluvia y el cielo gris;
con el brillo del asfalto mojado; con las calles
más vacías que de costumbre, sin autómatas
cruzándose por las aceras.

Creí que ibas a cambiar toda mi vida.
Creí que al fin me añorarías y que ya nunca te irías,
ser animo…

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