Sentido horizontal II

Tal vez sea, que nunca antes, había mirado
a través de un ventanal, tan claro, como el de tus ojos;
que nunca me había vencido el frío,
junto a la chimenea de tu cuerpo;
tal vez…, sean todas las cosas del universo,
las que me aproximan a ti.

Todo mi pasado, maldito, y
este dulce e incierto instante, se filtran
a través de tu ventanal.
Cada paso; cada golpe de luz y color…,
hacen que yo tenga que amarte;
buscarte por entre el gentío,
siempre, a través de tu cristal y abrigo.

Pienso en ti cada día,
entre tanta ventana o
el calendario de mi habitación…
Podría hacer con tu luz
una suerte de esmeraldas
que limpiaran para siempre el horizonte.

Me gustaría saber que eres libre,
que entre tus manos ha existido
una música sin tiempo, sin límite ni apariencia.

Sueño, que todas las soledades, los miedos
del oscuro pasado, tuvieran su explicación en ti.

Me gustaría danzar al son de tu música,
entre la magia hechicera de mis labios
con tus cabellos ligeros, cegados mis ojos
por el brillo de tu abrazo.

 Y, ahora, podría hacer con tu luz

una suerte de esmeralda,
que limpiaran para siempre el horizonte,
tras encender los troncos de mi chimenea apagada,
en el inminente invierno;
es abrir de par en par las ventanas
del cosmos entero, dejando que mi espíritu considere,
si es posible, una segunda oportunidad.

Te amaré sin piedad, hasta el fin de los tiempos,
aún después de que me apague…, esparcido en el aire
te voy amar.

Queriendo aletargar una derrota articulada
en miles de mensajes; como si no existiera
nada más en la creación:
Con el amor de una tristeza eterna,
de un ser que nació dos veces.
Pienso en ti:
entre huracanes, entre hojas muertas de otoños suicidas,
entre espejos dorados, entre sirenas de soledad…
Sin que nadie se dé cuenta ni lo sepa,
sigo pensando en ti.

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