Este respaldo no se deja calentar…
Las últimas hojas del otoño se arrastran por el suelo
insisten aferradas al sistema nervioso del árbol
o son cayendo rendidas a la oscilación
Percibo el amago del aleteo de las aves cosmopolitas
capto el murmullo de cientos de verborreas
el asfalto no solo vibra por los neumáticos
aún agradece el roce de la anónima suela
Este respaldo no se deja calentar
y va siendo hora de volverse a levantar…
Todo sucede alrededor de mi pequeña plaza
de mi fuente de agua y piedra
donde hace tiempo que tengo frío
un helor más antiguo que el propio invierno.