Quizá no me creyeras si te digo
que planté tres claveles en la luna,
que guardé en una cajita tu ternura
y que el sol te sonríe si lo pido.
Que tengo en un corral diez mil estrellas,
que andan imparables, alocadas,
y que están las diez mil muy bien domadas,
para que puedas tú montar en ellas.
Tampoco me creerás si te confieso
que até mi corazón a tu mirada,
que mi alma está casi desalmada
para poderte enamorar con eso.
Seguro pensarás que es un invento,
que estoy mintiendo y que exagero un poco,
creerás que me estoy volviendo loco,
entonces, no, mejor no te lo cuento.
Que hermoso secreto nos cuentas en estos ritmicos versos.
Un gran secreto bien lanzado a los cuatro vientos, pues ese amor no puede dormir en el anonimato.
Un abrazo Verónica.