Se va diciembre,
y acaba el veinticuatro
de este milenio.
Cuestión de gustos,
serán las conclusiones
que resumamos.
Momentos buenos,
de risas y alegrías,
con otros tristes.
Pero es la vida,
que deja estas anécdotas
entre nosotros.
Y atrás se queda
el tiempo y los recuerdos
con este año.
Se abre el futuro
de nueva temporada
prometedora.
Surgen deseos
con sueños y utopías
para las almas.
Y es que la vida
despierta sensaciones
y hasta esperanzas.
Seamos niños
y amemos, de la vida,
su poesía.
La que despierta,
temblando en la mañana
y se nos muestra.
La que acelera
la sangre por las venas
de nuestros cuerpos.
Y la que deja
amor en los sentidos,
“día tras día”…
Rafael Sánchez Ortega ©
29//12/24