En un murmullo líquido y latente
gime sobre la arena
derramado en espumas
de la playa vacía.
Gime sobre la sombra añil
de los acantilados
que se alzan imponentes.
Sobre los farallones derruidos,
por delante de mis pasos indecisos
y perdidos,
lo oigo murmurar.
Me susurra…
y deja en mis oídos un quejido
perpetuo.
Su murmullo atraviesa, cristalino,
mis huellas clavadas en la arena
y las hace desaparecer
con un vaivén
que me arrastra hacia su abismo
de sirenas,
de algas
y silencios submarinos.
Se oye murmurar al mar
y es un grito de gaviotas
estridente
que se clava
en mi aturdido corazón.
Como un eco atávico que resurge
del tiempo,
un lamento oscuro que me inunda
y se extiende sobre mí
cuando en su borde, se acerca
la hora del ocaso.
El mar, el mar…
inmensa intranquilidad
que me atrae, que me absorbe
y me conturba
con su clamor metálico
y constante.
El mar, el mar…
honda inmensidad,
eco de voces acuáticas
y turbias
sobre la arena vacía
que me llena de zozobra…
…de una profunda
y ondulante soledad.
Muchas gracias! El mar te puede ofrecer distintas versiones y a mí me encanta. Pero también tiene un lado oscuro e inquietante que me causa temor, es lo que intenté reflejar en estos versos.
Un beso grande, querida poeta!
El mar y Maria , cómplice de buenas y hermosas emociones que nos reflejan en una poesia maravillosa y densa en contenidos metafóricos. —me encantan tus formas poéticas—