Tu rostro se me olvidó
en el recuerdo del tiempo
donde el olvido
no tiene nombre,
solo lágrimas secas
sobre la almohada
que empapan mis sueños.
Se me olvidó tu boca,
esa boca sinuosa
que en los atardeceres otoñales
mi rostro recorría
buscando el calor
de unos besos apasionados
que hablaban de deseo.
El sabor de tu piel
se me olvidó en tu corpiño
de encajes amalgamados,
ya solo me queda
el aroma de la camelia
en las noches de luna
cuando pretendo abrazar,
tu sombra.
Escribiendo un poema
escucho el sonido rasgado
de tu voz aterciopelada
que se disuelve en las palabras
de los versos
que mi corazón recita
en el atardecer
de un recuerdo.
Del Poemario El Miserere del Olvido
Pippo Bunorrotri.