Por la vereda del camino
van “andandito” mis sueños.
Cogiditos de la mano
como niños ilusionados. Yo los miro…los miro y no los veo.
Oníricos los pasos,
el camino y el tiempo.
Quimeras sin química,
ni destello ni polvo de estrellas. ¡Qué triste viene la tarde de invierno!
Perdiditas están
todas las cosas que endulzan,
las que le ponen color,
calor, azúcar y poesía. Se “eneran” los agostos…se tiñen de blanco.
Por la vereda del camino
van caminando mis días.
Amapolas en las manos llevo
y madreselvas enredadas en las pantorrillas. Mañanas de viento, tarde de monte y noche sin cielo .
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“enerar"* creo que la palabra no existe, para mí es algo propio del mes de enero
Qué importa que la palabra no exista; enerar en tu hermoso y sentido poema, cobra vida.
“Por la vereda del camino
van caminando mis días.
Amapolas en las manos llevo
y madreselvas enredadas en las pantorrillas.
Mañanas de viento, tarde de monte y noche sin cielo”
No sé si existe la palabra " enerar", pero en tus versos, ha comenzado a existir!
Así es el impulso creativo…hay que dejarlo salir a la luz…
Saludos febrerarios y poéticos, @horten67 !