Odio ser otra llovizna de perfume,
un ramo de flores,
un clandestino relámpago,
un destierro total de sutileza,
la cuadratura y sus ansiedades.
Solo una fecha —
un querubín alado
cómo logo de un motel barato.
Un rito asesino
dónde la broma sigue
el botón de pánico
buscado a oscuras
sobre el tablero del ascensor.
Llámame adicto a ti,
una sombra agrandada
por un sol tan rosa como un flamingo,
la entrada triunfal
de dos artistas en extinción,
un osito afinado de felpa
cantando inseguridades y latrocinios
para dioses desnudos en este limbo.
Envidio al vago
que no tiene que interpretar
por nadie otros roles,
El desgaste habitual
de las verdades que duelen,
el rotular una trampa,
cuando el vencido dice
que ya no se puede.
Estás con el cabrón
que cuando pone una veladora
quema toda la casa,
la suerte no es lo mio,
ni mucho menos controlarme
cuando pienso en ti…
Algún día
nuestros deseos convergeran.
Y si cabo un hoyo
vamos conmigo
El hoyo, tu y yo
Recorriendo el mundo
en el camino sin tregua de las comuniones
En el hechizo expedito de los cuerpos
y en la voz de sus corazones
