Samarcanda

Toma un baño de jazmín
con esmero se acicala
sus mejores abalorios
y cuatro gotas de azándar

deberían llegar pronto
rebosantes sus alforjas
de tesoros, finas sedas
y maderas perfumadas

descabalgan sus monturas
tras cien noches de vigilia
bajo el polvo de sus capas
hay pasiones que calmar

ella busca la llamada
de esas gentes fatigadas
hastiadas de lejanías
y de tan duras etapas

abre el postigo mil veces
mucho no pueden tardar
no sospecha en su inconsciencia
cuál es la triste verdad

que a la bella Samarcanda
ya no arriban caravanas
no quedan perlas ni seda
tan sólo ilusiones vanas.

image

6 Me gusta

Un bello y evocador arranque con la elegancia del jazmín y abalorios.

Sin embargo, en el cierre se descubre la triste verdad de la ausencia de tesoros en la desolada Samarcanda.

Bellísimo poema, Antonio saludo y buen día

Gracias, José Manuel, por leer y valorar mi poema.

Muchas gracias por valorar mi poema. Saludos, Alejandro.

1 me gusta

Nos trajiste aromas orientales de sándalo…
Con ese halo triste de realidad… muy bello tu poema.

Saludo y buen día, compañero.

Gracias, María, por tu visita.
El inexorable paso del tiempo todo lo cambia.

1 me gusta