Arrojarme a tu amor
es saltar al vacío
sabiendo que abajo
no espera la red
sino sólo el asfalto,
aun así re-flexiono
las piernas, los brazos,
el alma… y me lanzo
buscando tu boca
con todo descaro.
La descubro y la beso
y me entrega en su aliento
palabras que hablan
de “pies en el suelo”
a mí que me caigo,
que me estampo impulsado
por todas las letras
que tiene tu nombre
y que pesan lo mismo
que alivian el golpe.
Yo lo llamo locura:
una rosa, una nota
y un hilo de humo
que llena los ojos
de rojo y se esfuma,
tatuando en el hoy
una lágrima seca
con trazo seguro,
que luego será
severo futuro.
Y desciendo, desciendo
en la misma medida
que el mundo se oculta
dejándome solo
contigo en la luna,
pues lanzarme en picado
es subir de otro modo
y rendirme en tu lecho
es morir sin morir
reviviendo en tu pecho.
Mas por eso no doy
con manera mejor
de olvidarme de todo
que yendo al suicidio
que invitan tus ojos,
repitiendo de nuevo
con brillo en los labios
que quiero estrellarme,
extinguirme en tus manos
y amarte a pesar…
De que arrojarme a tu amor
es lanzarme al vacío
sabiendo que abajo
no espera la red
sino sólo el asfalto,
aun así re-flexiono
las piernas, los brazos,
el alma… y me lanzo
buscando tu boca
con todo descaro.