Y nunca sabré qué soy…
(Creí en mí en un tiempo.
Y ahora…no me encuentro).
…
Ladera tímida, escurridiza
o montaña empinada, orgullosa
de la capa ficticia de nubes
que me corona,
que me abraza y me protege
y que después…se disuelve en la nada,
a la intemperie.
Me abro en los desiertos,
a la hamada pedregosa de borrosos horizontes
empujada por los vientos.
Y luego, me encierro
entre los valles umbríos,
por aquellos laberintos,
(dédalos intrincados
de las vacilaciones, de la duda)
donde me escondo.
A veces, me soy leal hasta la muerte.
A veces, me traiciono
y ocupo otros espacios
de un aire turbio, estancado, irrespirable
y se me va la vida…
en un interminable gota a gota,
en esa mera abstracción
(invención de mí misma)
que me separa de todo.
Me vuelco toda entera hacia el sol que me ilumina…
y que me quema.
Y soy fuego que abrasa o fogata acogedora.
Camino, a ratos, sobre suelos
pantanosos, movedizos
y me atraen los abismos.
Hundo mis manos en el agua del tiempo
y, como pájaros huyendo,
voy volando al frío incierto del crepúsculo.
Me fugo del torrente y me persigo
en todas las vertientes de los ríos
buscando el mar primigenio
al que volver cuando me vaya
y me convierta en piedra de herido acantilado…
tan solo, sal y arena.
Tan solo eso,
piedra, arena…y sal.
Sal…piedra y arena.
Marzo 2023
Mi foto: Playa de Salema. Algarve. Portugal