Ojalá con fortaleza
afrontemos esta vida,
haciéndola divertida
con mucha delicadeza.
Y ojalá que con destreza
afrontemos los sofocos
que no siendo nunca pocos
a la tumba nos conducen,
porque los cables se crucen
y acabemos medio locos.
Tanto que saber vivir
es cuanto necesitamos,
para que cuanto glosamos
lo podamos compartir.
Que puestos a presumir
el ritmo nunca se pierda
y aún para rato cuerda
tengan lista los juglares,
para que en tantos altares
este anzuelo bien se muerda.
Si hoy quien reparte la tarta
se queda la mejor parte,
así que nadie descarte
que algún mal rayo nos parta.
Y es que la última carta
la retiene el poderoso
cuando del poder celoso
a la masa siempre engaña,
diciendo en alto que España
hoy es un país grandioso.