Rosas en vela

La llama foguea libre
vibrando con asonancia.
Dulce baile en elegancia,
vil y hermoso su calibre.
Quizás alguien equilibre
a las rosas que arden bajo.
Ella, la reina en atajo,
del tenue llanto maldito.
Que no olvida su delito
ni la deuda que contrajo.

O debe ser el señor
con años y tono amable.
Que peca por inefable,
negando todo esplendor.
Hombre de oscuro fulgor,
navegante del abismo.
Es el rey del cataclismo
que surge siempre al final,
celebrando lo estival.
Mientras niega su egoísmo.

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