¡Oh, cervatillo inocente!
Rompe la cuadrícula
de las cuatro paredes
del desamor
y elévate en cuerpo y alma
al espacio infinito.
Vuela como pájaro
que busca su origen.
Ve lejos,
no te detengas en el centro
ni en las afueras de la ciudad.
No pares en las casas abandonadas
de los suburbios
ni en los palacios.
Ve a las montañas más altas
donde nacen los ríos
y bebe su agua cristalina.
Esclarece tu mente
en silencio, lejos del ruido,
respira el aroma de las flores
y fortalece tu esencia
con la savia del bosque
bajo el astro del alba nueva.