«Me voy porque la tierra y el pan y la luz ya no son míos»
(León Felipe)
Aquí te espero.
En la orilla perdida
del sueño te espero
caminante fiel
de oraciones y versos.
Poeta, juglar, bohemio,
épico y quijotesco.
Presto siempre,
con el pie en el estribo,
a levantar la lanza
acerada de tu verbo.
De fuego en la mirada
de andar rápido, enérgico,
poeta resistente, de verso largo
y lirismo incandescente.
De palabra sencilla, de palabra clara,
de palabra desnuda. El pan, la sangre,
la injusticia, el dolor, el amor, la muerte…
Parábola y poesía en ese hondo espacio
del éxodo y del llanto.
Soledad y sobriedad,
Méjico, exilio y abandono,
canción rota y blasfemia.
Gritaste tu verdad de profeta
rodando por la vida como humilde guijarro,
como piedra pequeña
que se hunde en el barro.
A una mujer quisiste
que tus versos dijera
desde el cielo a la tierra.
Aún resuena distante en el fértil
y hermoso bosque de tus letras
tu violín discordante.
Violín roto y quebrado
de un poeta viejo
que quiso ser…sólo romero.
“Romero solo, que cruce
siempre por caminos nuevos,
que no hagan callo las cosas
ni en el alma, ni en el cuerpo…
Pasar por todo una vez
una vez solo y ligero…
¡Ligero, siempre ligero!”
(A tu rota antología,
se le escaparon los versos)
Aprendiste todos los cuentos
que el miedo del hombre creó.
Y te durmieron con ellos.
La luz, la tierra, la espiga y el pan
no eran tuyos
y te fuiste…
sin habitar tu casa,
-sin cultivar tu huerto-
por la puerta trasera del cielo.
“¿Quién canta al otro lado de las nubes?
¿No estaban muertas las estrellas?..”
León Felipe, de carne y hueso.
Saliste de la mar para acabar en el fuego,
pero te esperaba el viento.
Romero solo.
Sólo romero.
…
Publicado en el antiguo Poémame en octubre de 2019.
Nota: Los versos entrecomillados son del poeta y también se citan algunos de sus títulos. Un gran poeta que admiro, uno de mis referentes literarios. Mi pequeño homenaje con motivo del Día de la Poesía.
Escultura: Gabriel Ponzanelli. Parque Norte. Un regalo del Gobierno de México a Madrid.