No paro de subir y resbalar
por los sueños que sólo me fabrico,
tantos como en secreto me critico
la imposibilidad propia de amar.
Será mi sino, oírme y acallar
que hasta mis pensamientos perjudico,
porque en silencio rara vez me explico
cuánto me gustaría descansar.
Porque lejos me fijen la fortuna,
si las veces que duermo con los ojos
abiertos, a la búsqueda constante
de romances, me sirvan de vacuna,
si de lado dejara los antojos
que al ego entretienen a cada instante.