Quiero tus ojitos, quiero…
ver al frente la cabaña,
los maizales y los mozos,
y esa blanca rosa, blanca…
Tú sin ver la miras siempre,
yo al mirar no veo nada.
Entre grillos y suspiros
canta mis desgracias, canta,
en la noche el ruiseñor…
con el alba la calandria.
Sin oír la escuchas siempre,
yo escuchando no oigo nada.
Déjame cambiar, compadre,
un cuchillo por tu estaca,
tus harapos por mi carne…
mi chambergo por tu palma.
En tu viento está su piel,
y en este hasta el aire falta.
A diez pasos de tu aljibe,
ella bebe el agua amarga.
Sopla el cuerno de la luna
y ella baja a la mañana…
Sin besar te besa siempre,
yo al besar no beso nada.
Tras la cerca que no cruzo,
donde corre el agua clara,
ella vaga entre las flores
y te roza con su enagua…
Sin vivir la sientes siempre…
yo al vivir no siento nada.