De la afrenta originaria
ni los más viejos se acuerdan
mas ahí están los mesías
que, buscándola, la encuentran
Removiendo en el pasado
un agravio siempre hallan
y con su ceño fruncido
la memoria nos refrescan
De quién golpeó primero
poco cuentan los anales
pero dicho puño en alto
los males damos por tales
Las disputas se reinician
contra el malvado ofensor
causante de nuestros males
artífice de nuestro horror
Los jóvenes son llamados
a cumplir con su misión
ellos se baten a muerte
¡todo sea por honor!
Del lado de la otra parte,
-la del supuesto agresor-
también se encuentran profetas
trabajando en la cuestión
En retiros apartados,
aguardando la ocasión,
afilan sus argumentos
prometiendo redención
Y no les faltan motivos
al decir de los rapsodas
en marchar a la cruzada,
en saldar, por fin, la cuenta
Y sus jóvenes ya parten
con pertrechos, con valor,
seguros de la victoria
a medirse sin temor
Y las gentes, fascinadas
los despiden con clamor
por la patria, por el pueblo,
¡todo sea por honor!
Qué pena las pobres madres
que entregaron a sus hijos
cuán será su desconsuelo
enterrando sus despojos
Exhaustos tras tantas luchas
los dos bandos se reunieron
tras mucho deliberar
un acuerdo suscribieron
Convinieron ambas partes
a mesías y profetas
inmolar en los altares
en ofrenda por la paz.