Temo que soy una estatua de sal
Inerte, seca, desnuda
Porque las lágrimas se acabaron y los reproches ya no tienen sentido
La vida sigue y estamos juntos
Y a este silencio de viento y frío algún día llegará la primavera
Y podré tal vez volver a oler las flores frescas
Y escucharemos cantos de pájaros de colores
Y la roca en la que mi corazón se ha convertido
Perderá de a poco su dureza
Y volverá a bombear sangre
En estas venas desiertas.