Vivir…
es cómo esa sensación ‘inocentable’ de hacer —y disfrutar— las cosas sin miedo.
Es como lo de enamorarse:
cuando te enamoras
en principio
el depositario de ese sentimiento eres tú.
Ahora bien, hay un riesgo:
Tú no sabes
si en el pecho de esa otra persona
también se empoce
un sentimiento similar al tuyo
que te corresponda.
Vivir…
amar…
construir una casa en la arena sin que se derrumbe
siempre serán cosas riesgosas
a las que hay que lanzarse
—por cierto: nunca he amado…
pero la puerta sigue estando
riesgosamente abierta—.
Chane García.
…