Rico en subterfugios

Si acaso en subterfugios fuera rico
de más no está que echándome tú flores,
me ayudes a olvidar los resquemores
que cual rayos me salen por el pico.

Ya sé que a veces yo te mortifico
intentando sacarte los colores,
pero tú al contestar de mil amores
devuelves sin usar el abanico.

Si tan sólo pretendo, dios mediante
darle un poco de humor al contrapunto
contestando con gracia a los colegas,

encajando que aquel que no me aguante
si logra desmarcarse del asunto
mis sonetos igual los lee a ciegas.

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