Desperté del SUEÑO al escuchar nuestra CANCIÓN,
“Alfonsina y el Mar”, me trajo gratos recuerdos,
en esos tiempos habíamos pasado de ser AMIGOS
a convertirnos en pareja que vivíamos la felicidad,
los fines de semana, no abandonábamos el lecho.
Navegábamos mundos ajenos donde fantasear,
trasnochábamos los viernes, sábados y domingos,
mareándonos en las marejadas de tu boca fresca
y en los besos y caricias que se perdían entre sábanas,
pero la vida sin duda tenía otro PLAN para nosotros.
La enfermedad maldita y silenciosa te llevó lejos
perdiste el pelo y la juventud en un momento, y yo,
perdí el amor que me ataba a esta vida amarga,
me convertí en el ser desamparado que ahora soy,
anclado a los recuerdos, a la soledad y su tristeza.
Hoy 24 de diciembre, enciendo el árbol y el misterio,
dispongo la mesa de Nochebuena con dos cubiertos,
en uno de ellos pongo tu fotografía para evitar tu ausencia
en el otro me siento, vestido de negro, con traje de gala,
ya hace efecto el estramonio, que por siempre nos unirá.
El poema es duro, pero no deja de ser ficción, a veces me gusta transitar mundos oscuros, es la única forma de adaptarse a ellos, para cuando nos alcancen. Un placer tenerte siempre por mis letras. Un saludo.
Yo también me alegro de que sea ficción. Ha sido un intento de plasmar la soledad de los mayores que viven solos, en estas fiestas, simplemente aderezado con una pizca de amor La verdad es que debe ser triste y duro. Gracias por pasar. Un saludo.
Entre la realidad y la ficción sólo hay una fina línea, espero que esta no desaparezca nunca y nos resguarde de la dura realidad, que nos conmueve vista desde la distancia y nos mataría desde dentro. Saludos navideños, para ti también.