Resignarse en silencio

Resignarse en silencio mucho cuesta
ante los crueles golpes del destino,
cuando piedras nos pone en el camino
pretendiendo poner fin a la fiesta.

Duro será encontrar una respuesta
que a perder no nos lleve todo el tino,
si es que habiendo dejado de hilar fino
nuestra mente feliz jamás se acuesta.

Será que tanto estrés igual nos mata
y dar no damos nunca pie con bola
cuando el ego se mete en un apuro,

cuando meter se meta bien la pata
en mitad de la cresta de la ola
y por nosotros nadie ya da un duro.

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