La luz del día crece en la ciudad.
Hemos sobrevivido a la prisión.
Escapamos con nuestra soledad
a cuestas buscando la redención.
El tiempo retoca nuestra verdad,
nuestra mirada, nuestro corazón.
Renunciamos a la felicidad
con una promesa de salvación.
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Bellos versos donde se palpa esa sensación de derrota del alma, poeta!!! 

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Ojalá no renunciemos a la felicidad…
Bravo por tu poema 

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¡Gracias, muchas gracias! Saludos para ti.
¡Si…! ojalá, y no sea necesario renunciar a la felicidad. ¡Saludos!.
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