Han pasado mil años y mil vidas desde entonces…todo se agolpa en mi cabeza, como un loca película donde pasado y futuro, conviven sin orden ni concierto.
Se perdieron en los rayos de luz los pedacitos de texturas blancas y cálidas. Ya no hay apenas roces y menos aún abismos.
Se diluye en un vaso de tiempo los pocos sonidos nítidos de frases en colores vivos. Luz sin sol, y sol sin rayos…y la puerta se va cerrando despacio y sin sonido. Manos sin piel, y abrazos sin asas. Perdido está, en el negro de la noche sin luna, el aliento que alienta a seguir.
Busqué refugio en el blanco y negro de la tinta, de la palabra soñada, sentida y escrita…pero siempre hay oscuro al final del túnel. Y siento que voy perdiendo la tarde, aunque la vista de carmín y alas. Solo son buenos los fríos. Son los que despiertan de su letargo a las flores dormidas y los tréboles de cuatro corazones.
Y sigue pasando el aire por mi cara, para decirme que aún hay aliento y piel y brisa. Que la mañana volverá ahora sin trenzas y la noche será manto y el manto luces de amor y leyendas.
Han pasado mil años y mil vidas, ¡mírame!, aún sigo viva.
Que bella y melancólica prosa poética, repasando los resplandores y las penumbras de la vida, con tu verso como compañero de tu sentir, siempre quedarán resquicios para que de nuevo te ilumine la luz!!! Saludos amiga!!!