Te pertenece mi corazón
como el reloj de sangre que filtra la vida
que tiene amarte como afición,
que no duerme aunque sea tarde,
que cuenta
que lo poco que tengo es tiempo para darte,
que lo poco que sé es deformar este soso ser en un estar flamante
mientras todo arde
hipnotizado por la llama,
corazón que solo hace que quererte.
Recibes el corazón y me das la vida,
y puedo darla,
y puedo dejarla pasar,
y puedo dedicarla
a convertir la piedra en arena
para llenar tus relojes
solo para que les des vueltas
y la volvería a empezar si me lleva a aquel asiento,
y la volvería a caminar
y la volvería a enmendar
para darte el tiempo
para darte lo que soy
para darte lo que tengo
porque el único sentido de la vida
es la dirección
que me lleva a tus brazos
que se aloja en tu vientre
que alienta en tus labios
que calla en tu voz.
Y sueño que la vida consista en darte el tiempo
sin esperar nada a cambio,
y mi oficio sea un aniversario permanente
que se abrace a tu muñeca
y te acaricie la oreja
con un corazón que late como un reloj estropeado,
que cada tic sea un te,
cada tac un quiero,
y tic tac
tic tac.
.
