No queda más remedio que aprovecharlo, amiga…
Mil gracias! Besitos.
Te agradezco tu visita y comentario, nunca es tarde!
Un abrazo con cariño, Ivka.
¡Que bonito María! Me he quedado con aquella alma estrangulada en su mitad, mirando el reloj marcando la s tres… aún queda tarde soleada.
Muy agradecido. Por tu compartir.
Un gran abrazo
Dentro de ese gran reloj de arena,a veces en vano, golpeamos el cristal para desafiar la rígida matemática del tiempo y aventurarnos al mar de la eternidad!
Increible tu poema de polvo de caracolas y horas aprisionadas, María!!
Gracias por tu lectura y comentario, querido Carlo! Un abrazo para tu tierra, amigo.
Muchas gracias, amiga.
Abrazos de tarde soleada!
Me encantó ver pasar ese tiempo finito que dibujas en tus versos a través del cuello estrecho de tu reloj de arena. Un reloj de arena que te hipnotiza y angustia a partes iguales, y no paras de darle la vuelta para que no “te detengas"
Bellisimas imágenes en todo tu poema María.
Un abrazo.
Cita
Soledades, galerías y retratos machadianos
en mi bolsillo, esperan encerrados
y pretenden indicarme los caminos.
Cita
Precioso. Un abrazo, María
Muchas gracias por tus palabras, José Antonio!
Un abrazo enorme por venir.
Qué sorpresa, Penny! Hacía mucho tiempo que no pasabas por aquí…me alegra. A ver si subes algo!
Muchas gracias por tu comentario. Un abrazo fuerte.
No me da la vida A ver si subo algo pronto y entro más a menudo a leeros que siempre es un placer.
Un abrazo enorme