Buscando en los secretos de la mente
metí mis ansiedades en apuros,
al querer superar aquellos muros
que al azar se elevaban de repente.
Maestros encontré sin referente
y caro me vendieron sus conjuros,
hasta que mis bolsillos y seguros
se vieron en peligro permanente.
Algunos amasaron gran fortuna
tras venerar a diario al Dios dinero
entretanto imponían sus recetas,
cuando sin traba ni entereza alguna
sermoneando por el mundo entero
se creían del cielo sus profetas.