Hoy a tus recuerdos le salieron alas.
Hoy me quedé sin espejos, sin reloj, sin televisor
hoy me quedé sin radio, sin vasos ni vajilla
hoy me quedé sin armario, sin ropa, sin puertas.
Aún guardaba tantos recuerdos tuyos…
Tantos, que decidí enviar algunos a la vecina de enfrente
y también me quedé sin ventanas.
Te llevaste tantas cosas…
Que hoy, solo cosas me quedan.
Es genial escribir de una manera desenfadada, casi premiando al desamor por decisión propia…desafiando a la tempestad elegida ,con elegancia asistida para aparcar la conciencia…
En poesía se pueden repetir los intentos de amor, aproximarnos al paroxismo aunque sea una quimera que nunca existió , muchos lo hacemos…en la vida, una vez que se oxida la alcayata podemos tirar el martillo, ni siquiera podremos colgar recuerdos, pesan mucho más.
Me gusto…tienes un pluma libre y ágil.
Saludos
Espectacular, Daniel!!! 
!
Muchísimas gracias Tali!! 
Muchas gracias por estas palabras tan bonitas Pedro. En efecto, en ciertos momentos lo más acertado es tirar el martillo, o tal vez, lanzar todos esos recuerdos por los aires…Un abrazo.