Recuerdo un día,
que unimos nuestros sueños
en unos versos.
Sin darnos cuenta
las letras del otoño
nos subyugaron.
Y hasta volvieron
las hojas del cerezo
a florecer.
Las vi temblar,
un día, en primavera,
junto a tus ojos.
Hojas pequeñas,
botones de cerezas,
en unas ramas.
Y Junto a mí,
estabas con tus alas,
casi temblando.
Fue en un suspiro,
saliendo de tu pecho
a mis oídos.
Y aquel “te quiero”,
saliendo de tus labios,
yo repetí.
Te quiero ahora,
y siempre te amaré,
“mi mariposa”
Rafael Sánchez Ortega ©
14/05/25