Hoy jugué un poco con tu recuerdo,
dibujé tus ojos en los míos,
puse mi mano en la tuya,
construí una imagen viva de ti.
Te pensé y me hice un avión,
lo lancé lejos sobre el arcoíris,
pinté tus labios en el cielo,
los besé mientras caía al vacío.
Quise sentarnos a desayunar,
en la mesita de madera rústica,
entrar en toda esa intimidad que nos daba paz,
contarte algún cuento inventado.
Hice que te enojaras conmigo,
reté esa rabia de la que me hablabas,
te saqué una sonrisa,
te gané la apuesta.
Hoy volví a jugar con tu recuerdo,
porque es lo que me queda:
con esto enfrento tu ausencia,
es lo que me abraza en la soledad.
Y lo hago porque te quiero,
porque te cuido no teniéndote,
aun cuando espero verte entrando por la puerta,
me queda todo este recuerdo que no suelto.
Con tu imagen me hago un castillo,
Un salón inmenso para los dos,
Un sitio donde ser felices no cuesta,
Un amanecer donde te miro despertar.
Me quedo con toda esta ausencia tuya,
y te llevo de la mano conmigo,
vamos a pasear al jardín,
miremos los niños jugar en el pasto.
Abrazo el sitio donde no estás,
lo abrazo porque ahí estuviste,
con eso lo hago más vivo,
con eso te siento más cerca.
Y todo esto en un día. Parece un siglo.