Junto a este cuervo que me advierte de mi futuro encaminado a la putrefacción de mi arena, sé más que nunca que esta es la etapa en donde tengo que desgastar mi templo hasta que ya no queden más plegarias para pedir ni más milagros para cumplir y solo entonces puede que tenga la más remota chance de ver mis cenizas reconstruirse en un probable último intento de evadir su destino.
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