Sonrió,
la guardia color betún,
los colmillos salidos,
el ángel a quemarropa,
el atardecer enfurecido.
Las prisas no son buenas,
ni hacer esperar al bandido
que roba oro por fortuna,
como si no te proteges… ladrillos.
Menos mal que soy un lobo,
y mis colmillos están
más despiertos que dormidos.
Mi alma ya no reclama sosiego,
sino una espada Tizona.
Yo y mis cuatro caballeros
reconquistaremos
mi amor por mi persona.
Primero escalaremos
el cielo,
luego, a naturaleza mataremos:
oso,
y verdugo,
y juez
tendrán nuestro asombro.