Quizás tienes que confiar.
Sé que duele, sé que aterra.
Has de romper esa guerra,
y de nuevo disfrutar.
Debes decidir sanar,
aunque solo sea en parte.
Así, podré demostrarte
la belleza en este mundo.
Protegerte de lo inmundo,
y en ganas, poder besarte.
Quizás me pasé de tonto,
y de nuevo fantaseo
con Cupido y su aleteo.
¡Que su flecha llegue pronto!
O más me temo y desmonto,
mi alma dulce y sensual.
Pues en ti, nada es casual;
y en mí, tan grande es la pena,
al no tocarte sirena,
musa siempre intelectual.