Quizás seamos hoy supervivientes
de una cultura cruel e interesada,
que la mente nos tiene machacada
tal que fuéramos simples delincuentes.
De sobra sé que somos inocentes,
que sacando ilusiones de la nada
sin razón nos llevamos la patada,
como en la selva ocurre a las serpientes.
Por lo tanto cuidemos nuestros dientes
por si acaso la peña desbocada
nos regañe también por no creyentes,
desenvainando con furor la espada,
aplicando la leyes hoy vigentes
por quienes mangonean la tostada.