La vida es menos solitaria
cuando no estás conmigo y te extraño
mientras sonrío al recordar tus caricias
recorriendo mi rostro desconocido.
Entre más me aqueja la nostalgia
menos te siento, aunque te viva toda mía
sabiéndote ajena en cada espacio de mi sombra
donde se esconden los animales inseguros.
No tengo voz para nombrarte
alguna vez en estas superficies
creímos desplegar velámenes enamorados.
Impulsados por tu aliento
navegábamos las sábanas extrañas
entre el inquieto oleaje de tu cuerpo
sin alcanzar nunca tierra firme.
Condenados a naufragar en los estertores
poderosos del orgasmo que brota entre tus piernas,
tenerte y no tenerte da lo mismo.
La mejor forma de amarte
es saberte lejana entre los sueños
confiando en que nunca despertemos.