Quiero seguir
mirando por las noches
a las estrellas.
También la luna
con cara bonancible
y cariñosa.
Luego dormirme,
después de haber sentido,
mi piel, la brisa.
Después soñar
con tiernas mariposas
en el jardín.
Y caminar
por bosques y senderos
que no conozco.
Y allí encontrar
la sombra y la silueta
de algún poema.
Porque el susurro,
silente de sus versos
llega y abraza.
Es algo mágico
que embriaga los sentidos
y te hace amar.
Amas la vida,
y sientes el regalo
de sus latidos.
Rafael Sánchez Ortega ©
20/11/24