Que un soneto contenga alguna errata
fruto de algún despiste de teclado,
hoy pudiera quedar justificado
sabiendo que quien glosa bien lo acata.
También se puede igual meter la pata
cuando se plasma un verso mal rimado,
o en su métrica mal milimetrado
puede poner sus dones de corbata.
Otra cosa bastante diferente
es pasar de las normas convenidas
buscando un derrotero al contenido,
porque cuadrar le cuadre de repente
bien, a quien no encontrando más salidas,
da por bien acabado lo servido.