Qué pena

Qué pena y qué tristeza
guardar cuánto te quiero,
dejando en la garganta
el grito de mi pecho.

Son gotas de la vida
con flores y con sueños,
surgiendo de la bruma
que llega con los vientos.

Hay brisas siderales
que surgen de instrumentos,
y arpegios y quejidos
que asombran desde el cielo.

Hay voces retenidas
de ángeles muy bellos,
y hermosos querubines
rasgando el violonchelo.

Suspiros contenidos
de letras y de versos,
nacidos en el alma
del joven y sus nervios.

El joven que es amante
de algún amor eterno,
y enfermo de unos labios
ansiosos por un beso.

El beso de la amada,
que ofrece como un premio,
y el beso que él anhela
por un amor eterno.

Rafael Sánchez Ortega ©
17/09/24

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Pienso que en tus versos hay
hermosos querubines
rasgando el violonchelo
de este poema del cielo
rociando los jardines.

Un placer leer tu poema.
Salud y poesía.

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Gracias Salvacarrion
Saludos.